sábado, 3 de diciembre de 2016

Clàssics


El senyor del bigoti ben poblat posat en peus a la graderia del Bernabeu. Tots els barcelonistes exultants celebrant l'aclaparadora victòria a la "capital del imperio" des de cada racó de mòn i un Ronaldinho exuberant mostrant a l'univers futbolístic que els genis de l'esport queden gravats per sempre més a les retines dels seus coetanis, igual que els avis recorden els retalls de Kubala o les embranzides de Pelé o Distefano. Independentment dels agosarats somnis cinematogràfics d'un o del desmesurat ego o traicions dels altres. Independentment, també, de les famoses bacanals de Ronaldinho a la suitte principal del Juan Carlos I. Quan un jugador és un geni en el que fa cal que li ho reconeguem. I avui he evocat Ronaldinho arrel d'un rumor que es deixa sentir per la ciutat des de fa temps i que es posa en boca d'Iniesta. Segons aquest, tres dies abans del famós clàssic al Bernabeu, Ronaldinho va trucar per teléfon a Andrés a les tres de la matinada tot explicant que es sentia molt neguitós i no podia dormir. En la breu conversa nocturna el brasiler va confesar a Iniesta que a final de temporada marxaria a jugar al Madrid i que confiava plenament en ell per a que li guardés el secret.

Segons Andrés, en els entrenaments posteriors un silenci extrany es deixava sentir en el vestidor de can Barça. Finalment i ja als budells del Bernabeu Ronaldinho es va dirigir a tot l'equip i va explicar que aquell grup era meravellós i poderós, que era una familia unida i forta i que es sentia orgullós d'estar allí. Acte seguit va comentar com en els dies anteriors havia anat trucant a la majoria de membres del equip explicant que anava a jugar al Madrid i que necessitava que li guardessin el secret i absolutament ningú havia revelat res. Exultant els va comentar que un equip amb aquell nivell de compromís humà no podia fallar i després d'agrair a  tothom va reclamar que sortíssin al camp a escombrar al "realísimo". La resta de la història ja la coneixem: un dels clàssics mes memorables del Barça, el Bernabeu posat en peus rendit a la màgia d'un joc estelar, dos golassos de Ronaldinho i aquell senyor del bigoti, emblema del fair play que mai no ens podrem treure del cap. 

sábado, 15 de octubre de 2016

El lapo de Rijkaard

Un buen amigo me reprende por dar un "like" en facebook a propósito de una entrada en la que se recuerda con gracia y sorna  un famoso escupitajo del holandés Rijkaard al alemán Voeller en la semifinal de la eurocopa del 88. Famoso lapo que en Holanda tomaron como una escalada más en la épica futbolera contra los alemanes inspirada en la venganza a propósito de los terribles hechos de la segunda guerra mundial. Cierto que esta queda muy lejana  pero cabe recordar que la final del mundial en Alemania 74 entre germanos y holandeses era más que un partido de futbol para los orange y más teniendo en cuenta que se trataba de uno de los primeros encuentros oficiales entre ambas naciones tras el término de la contienda mundial.

 

Cierto es que el futbol, como deporte de masas, ejemplifica el sentir de las naciones y los pueblos. Eso lo sabemos mejor que nadie los catalanes que abanderamos al Barça como estandarte de nuestra patria y en sus éxitos nos reflejamos patrióticamente ... Aunque sólo Piqué, Busquets, Alba, Aleix Vidal y unos pocos más sean verdaderamente catalanes.

 

Lo dicho. Recuerdo como mi abuelo me decía ingenuamente que muchas guerras empiezan en estadios de fútbol. Comprendo ahora que es al revés: los enfrentamientos sociales empiezan en la vida cotidiana y en la política y más tarde se desplazan a los estadios, lugares fantásticos para expresar las emociones generales y en particular las nacionales, rodeados de toda la épica necesaria: multitud, ruido, banderas, enemigos (aunque deportivos), anonimato difuminado, cánticos y demás.

Por ello en el minuto 17:14 de cada parte el Camp Nou grita desaforado "Independencia". Por ello las banderas catalanas no se diferencian de las blaugranas.

 

Mi abuelo no tenia del todo razón pero sí que entendía (y más en época de dictadura) que un estadio es un lugar perfecto para expresar un sentir popular o nacional.

 

Siguiendo con el ejemplo del holandés, tal vez hice un "like" demasiado rápido y irreflexivo al verme envuelto en la lectura del artículo por la épica holandesa, revanchista para con los alemanes. Aunque pensando con calma un lapo es un lapo ... Aquí como en la China Popular , igual que "Josep Lluís". Y nada ni nadie debe hacernos dudar de nuestras  virtudes épicas aunque estemos enfundados en la elástica de nuestro equipo o jugando la final de la Champions. Da igual. Somos personas y aunque atontados por el "opio del pueblo" no debemos olvidarnos de los valores que deben regir el deporte y la vida... Por mucho que nos prohiban las esteladas (por otro lado, auténtico ataque político y a la libertad, por supuesto) nosotros las tendremos que enarbolar igual ya sea en el Nou Camp o en el estadio del Europa. Da igual. Mientras lo hagamos con respeto no hay problema. "Respect". Uno de los grandes lemas de la Uefa, centrada en la lucha contra el racismo y haciendo grandes pantomimas publicitarias. En fin. Qué pensará Rijkaard a dia de hoy de su escupitajo al alemán casi 30 años después?; qué les dirá a sus hijos? Espero que les diga que se equivocó y perdió los papeles y que al término del encuentro (tras ser expulsado) se abrazó con el germano para asegurar el tópico de "todo lo que pasa en el terreno de juego queda allí". Y si no fue así, como me temo, espero que pueda haberse disculpado con Rudy tiempo después .... Tal vez tuvo la oportunidad de hacerlo cuando, años después, ámbos grabaron un anuncio publicitario rememorando la escena para un conocida marca holandesa. 

Otro compatriota suyo, Koeman, terminó el encuentro celebrando la victoria final limpiándose el culo con la camiseta alemana de Olaf Thon, con quien se había intercambiado la camiseta.  La prensa holandesa celebró ese día la victoria  con gran épica nacional y recordando sin cesar los estragos que los alemanes habían propiciado tres décadas antes.

 

 

jueves, 30 de junio de 2016

Llueve sobre mojama



El concepto no me queda muy claro aunque la risa se me escapa por entre los dientes.
Acaba de terminar el Inglaterra-Eslovaquia y tras abandonar a mi amigo Alex con rumbo indefinido (recuerda Alex que hoy es lunes y Luz de Gas está cerrado) aunque seguramente satisfactorio me dirijo a casa a por mi merecido descanso. Aunque antes de dormir decido tomar una cervecilla crápula en el indigno chino de la esquina. Indigno por su aspecto. Indigno también por el personal. 
Me gusta prestar atención a las conversaciones minadas de los parroquianos del barrio: los dos hombres que tengo al lado discuten acaloradamente sobre si los jueces son magistrados o no. Ahondando en la conversación descubro con tristeza que uno de los dos alcohólicos cincuentones se encuentra en paro y se lamenta de como una magistrada le dejó sin casa y sin hijos al separarse de su mujer. Una a una comenta sus desgracias con voz triste y mirada perdida entre pequeños sorbos de cerveza. El señor Pascual, cliente más que habitual escucha a su conpañero con ojos vidriosos asintiendo con la cabeza sobre los comentarios de su tertuliano. Escucha callado hasta que exclama con voz grave y expresión grandilocuente la frase que me provoca la risa: "llueve sobre mojama". 
Lo más curioso del caso es que su compañero sólo accede a comentar que mañana juega España y que ello le alegrará el dia. "Es cierto, en mi vida llueve sobre mojama", replica algo más animado. 


Euro Vikings



En la porra de los amigos siempre hay un friki que apuesta por aquellos equipos sin oportunidades aparentes o apriorísticos perdedores. Tal vez su apuesta no se basa en un ánimo vanidoso sino más bien romántico, optimista, quien sabe. La realidad es que en nuestra querida gran porra ginecar nadie apostó por Islandia. Y ahí está; en cuartos de final tras tumbar a los inventores del "football". Sorprendente. O quizás no tanto. Tratándose de una nación con inequívoco espíritu vikingo capaz de darle la vuelta a la economía que nos globaliza encerrando a banqueros y políticos, pasándose la deuda por el forro y reemergiendo económicamente en menos de cinco años nada debería sorprendernos de este pequeño país nórdico rodeado de géiseres, volcanes, noches y días eternos y cabelleras plateadas surcando el viento. Y ahí están. En cuartos de final preparados a medirse con la todopoderosa Francia en casa, sin nada que perder y con mucho por ganar. Nadie conoce a sus jugadores y todos bromeamos con sus extravagantes nombres terminados en "sson"... Hijo de... Como en Juego de Tronos. 
Sin embargo aquí es real, los rubios gigantes apalean a sus rivales y se llevan una inusitada gloria que les hace superarse partido tras partido. No es secreto que el gran público acostumbra a alinearse con los equipos revelación y precisamente los islandeses están en esa órbita. A partir de mañana Islandia estará mas de moda entre nosotros, será más conocida y tal vez alguno de esos gigantones suene como futurible para algún equipo segundón de la liga española. Somos así. Adoramos lo impredecible. Nos encanta el mito romántico del luchador que consigue lo imposible, del triunfador inesperado. Lo llevamos en el adn. El fútbol se erige en paradigma de nuestro pensamiento acelerado y a menudo vacuo. El invitado inesperado entre los vip se convierte en un héroe vanagloriado hasta el día de su derrota, momento en que pasa a ser olvidado con la misma rapidez con la que fue encumbrado. A fin de cuentas un éxito rápido e inesperado puede no ser justo ni sostenible. Pero eso es lo de menos. Lo que cuenta es el espectáculo, la emoción. Este año es Islandia y Leicester. El triunfo de los débiles sobre los poderosos. La victoria inesperada basada en el duro trabajo y en creer en uno mismo.  Todo muy inesperado a la vez que tremendamente útil para la gran industria que mueve todo . A fin de cuentas el negocio gana con el favorito y se ilumina con la revelación. 

jueves, 2 de junio de 2016

La gran Porra


Todos los amigos futboleros estamos este año de enhorabuena. Y no se trata de que este sea un año de Eurocopa o de Mundiales sino que es un año de porra; sí, de nuestra  preciada porra Ginecar (http://www.granporraginecar.com.es/). Una vez más un extenso grupo de amigos va a dedicarse durante casi un mes a comentar animadamente por wazzap o entre copas los resultados de la Eurocopa, a criticar abiertamente las normas de la UEDA (organización impulsora del evento), a preguntar repetidamente cuestiones de puntuación, a cuestionar la sabiduría futbolística de los líderes de la competición, a reírse brutalmente de los aspirantes a la cuchara de madera y a disfrutar de la famosa comida o cena final con la entrega de trofeos y los posteriores chupitos en la sede oficial de la organización, sita en la calle Joan Güell y regentada actualmente por el entrañable Hao.

Este año tenemos una versión muy mejorada de la porra. Se dispone de web oficial donde hacer un seguimiento instantáneo de la clasificación y la normativa ha absorbido algunas de las críticas expuestas por los participantes de anteriores ediciones. La tecnología ha entrado con fuerza y en esta ocasión a parte de las chorradas típicas del grupo de wazzapp se dispondrá de un foro en internet donde poder expandir las mismas y quedarse bien a gusto.

Se trata de un evento protagonizado inicialmente por hombres pero que en sus últimas ediciones ya ha conseguido llegar a un incipiente público femenino. Esperemos  que este año siga su progresión.

La aparentemente escasa apuesta inicial de 20 euros se vive con tanta pasión a lo largo del campeonato que diríase que quintuplica su valor. Aunque a decir verdad, lo que está en juego no es tal cantidad sino más bien el ego de los participantes y la ilusión diaria por ir comprobando la posición de cada uno en la clasificación.

Las porras son algo muy popular en nuestra cultura pero conozco pocas hechas con tanto mimo y cariño como la que comenzó en su día nuestro amigo Juan y que a día de hoy ha conseguido mejorar hasta cotas casi profesionales. Y ahí reside la gracia y el éxito. Cuando alguien de manera desinteresada realiza un esmerado trabajo para ser disfrutado en grupo tiene que ser valorado de manera soberbia. 


Por todo ello esta misma noche me descargaré el excel de la página web, analizaré con detalle las normativas de puntuación y haré un ejercicio de sabiduría futbolística de estar por casa para, uno por uno, ir anotando los distintos resultados de todos los encuentros. Aunque consciente de que mis anteriores resultados en mundiales y eurocopas fueron más que discretos estoy convencido que este año voy a dar la campanada. ¿Qué a quién voy a emplazar como ganador?...secreto de porrero, perdón de porrista. 

jueves, 31 de marzo de 2016

Cruyff y su legado


Johan nos dejó en un extrañamente cálido mes de marzo barcelonés. Murió en su país de acogida, en la ciudad que tanto amó y de la que tanto cariño recibió. Partió sin mucho ruido, discretamente y casi sin avisar aunque los más allegados ya conocían su estado precario de salud y temían un pronto final.
No pretendía escribir nada en su honor puesto que miles de periodistas, barcelonistas, fans del Ajax, holandeses, futbolistas varios y demás ya han ido comentando por las redes sociales la grandeza del personaje. No puedo añadir mucho, la verdad. Tampoco es esa mi intención.
Sin embargo me he dedicado estos últimos días  a ir leyendo las cartas, declaraciones, tweets y publicaciones en facebook de las personas que se refieren a su figura prestando especial atención a sus compañeros de juego -ya entrados en años- y a los futbolistas a los que dirigió como entrenador. Y ciertamente, no me he sorprendido ya que en su conjunto se demuestra el espíritu de una persona que dejó huella profunda en todos ellos. Y la verdad, no todo son halagos ni buen rollo. Hay futbolistas que comentan como Johan los puteó terriblemente, como fue duro con ellos y inflexible en muchos momentos. Sin embargo, absolutamente todo el mundo coincide en la idea que se trató de una persona excepcional, capaz de influir en los demás, de convencer, de expresar cariño a su manera, de liderar a personas y grupos en torno a una mentalidad ganadora. Y es esa vertiente de su persona (a parte de su interés puramente futbolístico y estético que dejo para los periodistas deportivos) la que más me interesa.

Un amigo (http://www.pasionesferica.com/cruyff-y-el-viaje-del-heroe/) escribió en su famoso bloc que el impacto de Johan en su vida tiene que ver precisamente con esta capacidad de liderar, de autoliderarse y de ser valiente. En palabras penelísticas él lo asocia al "viaje del héroe" y releyendo sus palabras entiendo que este viaje debe ser universal y socializado.
Futbol a parte, Cruyff era un apasionado de la vida; capaz de construir una idea, liderarla y aglutinar a los demás en torno a ella, capaz de ser valiente y defender sus proyectos sabedor del triunfo final... Aunque este no se diera.

Por todo ello y mucho más este país le debe a este hombre grandes aprendizajes. Y les recuerdo: no estoy hablando de fútbol. Soy el primero que siente remordimientos por ensalzar la figura de un futbolista o entrenador por encima de la de un poeta, un médico o cualquier ser humano que pierda la vida. Precisamente el deporte no es la actividad humana más importante ni sus protagonistas los que rigen nuestros destinos , más bien acostumbran a ser parapetos del poder para que el pueblo ensalce a las figuras famosas eclipsando a los que verdaderamente generan cambios en el mundo.
Pero con Johann se confunden los términos y su legado -ni que sea a través del deporte- va más allá mostrando a miles de barcelonistas el camino para sentirse y ser ganador, aparcando miedos y complejos, creyendo en una idea, en una estética, en el disfrute de algo ("salid y disfrutad"), con responsabilidad y liderazgo, con energía y un punto de soberbia, sinergizando esfuerzos, caracteres y egos para vencer y convencer en un entorno negativísta, aciago, cenizo y perdedor.
Una persona sola venciendo a un entorno derrotado tiene un mérito descomunal; en fútbol, en la empresa o en la familia. Y ese es su mayor legado. Por todo ello Johann debe ser un referente. Más allá de sus goles, de sus genialidades, de sus "cruiffadas", de las memeces y torpeces, más allá de sus aciertos futbolísticos o empresariales debemos reconocer en él a un luchador, inconformista,valiente y seguro de sí mismo que logró aunar a una masa social que pasó en pocos años del negro más triste al blanco más brillante. Tomemos ejemplo. 

viernes, 11 de marzo de 2016

Bares chinos en Barcelona

Como buen ciudadano barcelonés y barcelonista de inicios de siglo debo reconocer el tremendo impacto social que nuestros amigos de la comunidad china han llevado a cabo sobre el  comercio de nuestra ciudad. No me refiero solo a las famosas boutiques al por mayor que han acaparado la zona de Arc de Triomf y limítrofes ni a las famosas tiendas del concepto primitivo de "todo a cien" ni a las fruterías de toda la vida ni a las peluquerías y putiferios esclavistas sino más bien a los centenares de baretos de barrio que antaño eran regentados por gallegos, andaluces o castellanos y que poco a poco se han ido convirtiendo como por lento arte de magia a la influencia oriental. Una introducción sutil y relativamente agresiva puesto que la mayoría de los nuevos dueños de dichos negocios de restauración se apoyaron en un aprendizaje previo de la cocina local y las costumbres antes de lanzar las campanas al vuelo. El ejemplo clásico del ciudadano chino que compra un local gallego y durante un año mantiene al antiguo dueño para que le enseñe los secretos del pulpo a feira o de unas buenas bravas no es baladí. Muchos de estos nuevos propietarios se han "formado" para poder regentar un local de barrio en condiciones. Y dicha formación no se ha reducido exclusivamente a lo culinario sino que ha abarcado el arte comunicativo. Por ello es tan común -y chocante- atisbar chinos que se expresan en sus bares de barrio como sus antiguos amos: "joder tio!", "la madre que parió", "que cabrón", "joputa!" Incluso abusando de dichos términos coloquiales y como formando parte indispensable de su nuevo vocabulario en español. Resulta curioso que alguien que no controla los tiempos verbales te regale de repente un "eres un jodío!"
El mismo aprendizaje de idioma coloquial lo hicieron diversas mujeres chinas adaptándose a su puesto de venta en la frutería:"que va a ser guapa?", "oferta de mandarinas para chica guapa como tú!" (dirigiéndose a la abuela),"las lechugas están frescas como tú".....
Pero volviendo al ámbito de la restauración debemos reconocer el tremendo apoyo que los bares chinos han tenido por parte del fútbol. Y es que cualquier barrio (exceptuando el cuadrante que abarca de la Diagonal para arriba y Gràcia para la izquierda)  se debe a sus baretos chinos donde bajar a ver el partido del Barça cualquier dia de la semana. No fallan. Tenemos la seguridad absoluta de poder ver el partido mientras nos tomamos unas tapas y cervezas con los amigos y vecinos a un precio por debajo de lo razonable. Es fantástico.
Los nuevos dueños de los antros (Juan, Toni, mi querido Hao) acostumbran a interactuar con los parroquianos como si fueran del barrio de toda la vida y el público, maravillado por el esfuerzo lingüístico del chino responde con gracia y naturalidad. El jodido chino ha conseguido recrear el ambiente que buscaba sin formar parte de la cultura dominante.
Capítulo aparte merecen las mujeres chinas que se insinúan de una manera tan poco sutil como estudiada (tanto que la insinuación desaparece): "hola guapo!", "te sienta muy bien el blanco", "oye que mi marido no está! Jaja".
Sin embargo asistir un encuentro del Barça en el chino de turno ya se erige en un clásico, en ritual semanal para miles de ciudadanos. Y es esa percepción de clásico, de costumbre arraigada la que me merece especial atención y me arranca cierta preocupación puesto que me lleva a pensar en la cantidad de tiempo necesario para que algo sea considerado como clásico o cultural. Y ciertamente el fenómeno chino creo que es reciente...

Pese a todo hoy me bebí un par de cervezas, un frankfurt asqueroso y un generosísimo carajillo en el bar de Juan, emblema de los borrachos del bajo Guinardó, mientras veía como el Rayo Vallecano caía estrepitósamente ante mi Barça.


Y si les soy sincero me sentí a gusto pese  a la mierda de bocadilo.  

domingo, 28 de febrero de 2016

Champions peruana



Era una mañana preciosa en Pisaq. Un cielo azul espectacular nos envolvía suavemente entre la aparatosidad montañosa del valle sagrado. Mi resaca era poco menos que insoportable. Las aventuras de la noche anterior en la fiesta mayor del pequeño pueblo de Qoria habían desballestado mis defensas y me sentía como muerto en vida mientras tomaba un café callejero en medio del colorido mercado del pueblo. En Qoria lo había pasado en grande. Llegamos por casualidad a través de hacer amistad con el panadero de Pisaq y una vez en la minúscula localidad los parroquianos nos acogieron con tanta cordialidad como curiosidad, tratándose de los primeros extranjeros que se dejaban caer en su fiesta mayor.  Comimos y bebimos sin parar, riendo con la gente del pueblo y tejiendo amistades que con la exaltación alcohólica parecían indisolubles. Bailamos y disfrutamos. También sufrimos al volver de madrugada a Pisaq en el auto del amigo panadero que a duras penas podía coger el volante de la cogorza que llevaba deambulando por la peligrosa carretera con el Urubamba asomando en el fondo del barranco.

Pero habíamos sobrevivido y ahora estábamos dispuestos -pese al dolor de cabeza- a disfrutar del hermoso domingo que se nos presentaba. Tras una breve conversación para decidir nuestro rumbo decidimos dejarnos caer por Chinchero, una pequeña localidad que el domingo acogía un hermoso mercado de ropa y telas indígenas. Para ello nos montamos en una abarrotada furgoneta que se suponía pasaba por allí.
Las tremendas curvas y el mal estado de la carretera me encogían el estómago y el apestoso compañero de viaje que me había tocado en el estrecho sillón remataba la faena sumiéndome en un estado de parálisis que solo podía terminar en un aparatoso vómito que finalmente pude evitar.
Llegamos por fin a Chinchero y admiramos un hermoso pueblecito quechua repleto de comerciantes de toda la comarca vendiendo sus coloridas telas, con hombres, mujeres y niños vestidos a la manera tradicional. Rápidamente nos convertimos en la atracción de todo el mundo y lógicamente intentaron hacer negocio ofreciéndonos sus mercancías. Consciente que cuando viajo a menudo hago compras en ese momento indiscutibles pero que una vez en casa me resultan absolutamente innecesarias declino los ofrecimientos y me centré en observar los puestos de frutas y verduras así como los de ungüentos tradicionales que tanto me llaman la atención.
Deambulamos tranquilamente por Chinchero y atisbamos una iglesia de tipo colonial a las afueras de la pequeña localidad. Lógicamente nos acercamos a ella. Se trataba de una pequeña iglesia barroca a todas luces de origen español. Era linda y estaba bien cuidada. Intentamos entrar pero estaba cerrada aunque un viejo que yacía sentado en el suelo se ofreció a ir a buscar al párroco para que nos la pudiera enseñar por dentro.
Los cuatro catalanets alucinamos cuando nos encontramos un fresco gigante de las montañas de Montserrat en la pared principal y una réplica de la moreneta llena de ofrendas florales a sus pies.  La pequeña iglesia se llamaba precisamente así, Montserrat, y constituía una prueba viva del paso de catalanes por esta lejana zona del valle sagrado hace siglos.

Siempre que nos movemos por el mundo los catalanes nos enorgullecemos al encontrar rastro de nuestros ancestros en lugares inesperados. Con ese orgullo patético salimos de la iglesia por una pequeña puerta en el ábside y nos encontramos de repente con algo inesperado. Enfrente nuestro  había un prado bien grande donde se agolpaban decenas de familias disfrutando del domingo soleado comiendo y bebiendo en comunidad. Atiné que especialmente la bebida estaba muy omnipresente en los cuerpos de la mayoría de parroquianos. La felicidad y el buen ambiente se palpaban en el aire.
Paseamos distraídamente entre las familias a la vez que nos ofrecían comida  y bebida. Mi espíritu viajero se inclinaba  a aceptar y sentarme con ellos pero mi maltrecho estómago impuso cordura.

De repente en medio del prado se armó un revuelo y decenas de hombres y mujeres empezaron  a correr como posesos. Acababan de  empezar un partido de fútbol! Como porterías armaron  un par de postes pequeños en el suelo. Iban todos descalzos y perseguían sin miramientos un balón que andaba botando arbitrariamente entre la hierba del terreno. Resultaba curioso ver a hombres, mujeres y niños de todas las edades vestidos con el atuendo tradicional emplearse tan a fondo en un partido sin ley repleto de caídas, tropiezos y risotadas conjuntas al ver a los más borrachos intentar correr sin irse al suelo. Todo el pueblo estaba reunido allí, feliz, animando a sus familiares en un encuentro improvisado que me pareció sencillamente apasionante.
Los más viejos seguían con la mirada las idas y venidas y sonreían ante las trompadas que se daban los jugadores.
Me quedé perplejo y ensimismado observando lo bien que lo pasaban. De repente una hermosa adolescente se acercó y me cogió de la mano llevándome hacia los jugadores. No pude negarme y terminé corriendo como un loco persiguiendo un balón chutado sin ton ni son de un lugar a otro con cuarenta o cincuenta personas arrollándome, dándome empujones, cayendo y partiéndose de risa ante las numerosas situaciones ridículas que se  daban.
Todo el mundo llevaba una buena trompa y comprendí  que cada domingo de buen tiempo debían organizar semejante festival.

Agotado tras quince minutos de trotar y reír me despedí de los jugadores entre abrazos y risas. Una niña me despidió con una fuerte palmada en el culo que me dejó algo confuso mientras todos los demás seguían jugando entre las tremendas risotadas del público que, licor en mano, comentaba los pormenores del juego. La hermosa iglesia de Montserrat presidía  el evento y le lengua española se desdibujaba completamente en una única comunicación común en quechua.

Abandonamos Chinchero rumbo a un cruce de carreteras donde nos buscaríamos la vida para volver al Cuzco y yo me iba girando mientras caminaba por la carretera para comprobar que el partido seguía  vivo y el fútbol cumplía su cometido de divertir a la comunidad y de facilitar un espacio de felicidad compartida. Me hubiera apetecido quedarme a jugar con ellos todo el domingo.  Tal vez algún día vuelva a Chinchero para  disputar otro encuentro en comunidad. 

lunes, 22 de febrero de 2016

El motivo de la repetición de escenas en series documentales americanas


Mientras esperaba en el banquillo aportar su humilde contribución a la nueva derrota de su equipo cavilaba cabizbajo y adormilado el motivo por el que muchos documentales norteamericanos de corte menor intelectual acostumbraban a repetir escenas y "resituar" al espectador dentro del mismo capítulo para "arrancar" de nuevo con el guion donde lo habían dejado por unos instantes. Se trataba de series documentales relativas a guerras, alienígenas, construcciones ciclópeas, decoración exprés de hogares estadounidenses, experiencias de adolescentes embarazadas, supervivientes, cárceles de máxima seguridad, grandes conspiraciones mundiales, visiones futuristas o misterios de la humanidad. En todos ellos durante unos minutos -como si se hubiera tenido que cortar el programa por la publicidad- se dedicaba un intervalo a modo de recordatorio para que el espectador pudiera seguir sin problemas el hilo de la explicación.
Mientras pensaba en ello se perdió el tercer gol que su amigo Jordi acababa de encajar tras un fallo en cadena de toda la defensa para desesperación de Mauro, el sufrido entrenador del equipo Cadete C a la vez que su inmisericorde padre. ¿Dónde se había visto un padre-entrenador de un equipo escolar que no alineara a su propio hijo en el once titular?. Tras maldecir discretamente a su padre y comprobar el estado de ánimo general de sus compañeros volvió a su indagación interior cayendo de repente en la cuenta que tal vez los telespectadores norteamericanos necesitaran de estos recordatorios poco sutiles para poder seguir con atención el programa; alguien le había comentado que la gente de estados unidos dispone de una media cultural realmente baja rozando en muchas ocasiones la verdadera estupidez. Sin embargo esta idea era generalista en extremo y no concebía como la nación que lideraba la humanidad pudiera estar plagada de personas idiotizadas.

En el descanso se dedicó a chutar balones en el terreno de juego junto a sus compañeros de banquillo sabedores todos ellos que disfrutarían de los últimos quince minutos de juego antes de finalizar el encuentro, con todo decidido. Aunque bien mirado el partido ya estaba decidido. Perdían tres a cero y no habían conseguido un solo gol en las últimas cuatro jornadas con lo que soñar con una remontada épica se presentaba como una quimera.
Entre pase y pase corría por el centro del campo improvisando un ridículo y inútil precalentamiento. Pero era la costumbre y así lo hacían sin pensárselo dos veces cada sábado por la mañana.
Cuando sus compañeros de equipo saltaron al terreno de juego nuevamente se retiró con lentitud hacia su lugar acostumbrado en el banquillo, balón bajo el brazo y arrastrando las botas con las medias caídas resignado a su suerte de jugador segundón.

Las conversaciones de los suplentes nunca eran agradables. Discurrían entre la crítica mordaz hacia sus compañeros titulares sustentadas en una envidia corrosiva y los comentarios lamentables sobre las series y programas de moda. Ensimismado de nuevo en su reciente incógnita preguntó a sus colegas sobre la cuestión de los documentales americanos que tanto le intrigaba aún a sabiendas que tal vez estos le tomarían por un friki. Tras comprobar esta última posibilidad prefirió pasar el resto del tiempo callado y no participar de las estúpidas bromas de Pau, Mohamed y Ricardo.


Su equipo encajó aquella mañana soleada un par de goles más en la segunda parte y su brillante aportación en el tramo final del encuentro no pasó de un par de pases bien dados, tres o cuatro trotadas infructuosas, un robo de balón, un punterazo sin suerte y una descomunal y violenta entrada sobre el ariete contrario en el centro del campo que le costó la roja directa así como la absoluta desaprobación de su padre y los abucheos de las familias del equipo contrincante. Sin embargo él sabía que ese tremendo patadón por detrás serviría para alegrar las conversaciones escolares de la próxima semana dónde una vez tras otra sus amigos y él relatarían la anécdota reviviendo el momento, exagerando, riendo y disfrutando para el sábado siguiente, en el próximo partido, retomar el guion en el mismo banquillo de siempre. 

jueves, 18 de febrero de 2016

Bondad del juez de linea



El conductor del extraño vehículo eléctrico que deambula por el Camp Nou con un jugador lesionado y quejoso no se sacó nunca el carnet de conducir. Quizás fuera por eso que en la última jornada liguera atropelló al juez de línea y le rompió la tibia por tres sitios.

 De nada sirvieron sus excusas ni súplicas el lunes por la mañana cuando fue llamado a las oficinas del club. Sin mucha misericordia fue expulsado del club para ir a engrosar las listas del paro. 

El ridículo había sido histórico y todas las televisiones y webs del mundo repetían constantemente el incidente con cierta sorna. La cobertura mediática también se concentraba en el hospital barcelonés donde estaba ingresado García Otero -el juez de linea gallego- al que no le hacía ninguna gracia tener que ser operado y imaginarse los siguientes cinco meses de recuperación. 

Paco, el triste conductor se veía una y otra vez en la televisión poniéndose las manos a la cabeza tras darse cuenta del brutal estropicio. Sus hijos sufrían las burlas atroces de sus compañeros de clase, otrora admiradores de la profesión de su padre y su mujer recibía el pésame de cada clienta que entraba en la floristería que regentaba en el barrio.

García Otero tras ser operado de urgencia relataba para los medios su patética experiencia sobre el terreno de juego: " estaba ahí hablando con el árbitro por el pinganillo que de repente atiné que el vehículo venía directo hacia mi con el jugador lesionado a cuestas; pensé que giraría o pararía pero no, se lanzó hacia mi y aunque intenté esquivarlo se me tiró encima enganchándome la pierna de lleno y partiéndomela por tres lados... De repente observé mi pie colgando y un dolor horrible se apoderó de mi. El conductor hizo marcha atrás acabando de rematar mi maltrecha pierna pasando por encima de nuevo y acabando de romper lo poco que quedaba sano... Horrible".

Los jugadores del Barça hablaron del suceso en la rueda de prensa y un par de ellos tuvieron que contenerse la risa ante la pregunta. El público del Nou Camp también se tronchó de risa ajeno, al principio, de la enorme lesión del juez gallego.
El presidente, entrevistado en el palco al terminar el encuentro, se comprometió a ayudar a la familia del damnificado sin especificar cómo y todos los periodistas que al igual que el público se rieron con la escena en directo después tuvieron que rectificar al ver la tibia de García Otero destrozada.

Paco pensaba en todo ello unos días después. No entendía cómo la maldita zapatilla se le había enganchado en el pedal del gas. Se sentía estúpido y solo, culpable de un ridículo histórico para con su club y apesadumbrado por  el desastre económico para la familia tras perder el empleo "ipso facto". A sus cuarenta años y con una formación mas bien limitada sentía que las oportunidades importantes de la vida ya habían pasado de largo y este último golpe no había hecho sino confirmar su fracaso. Se sentía deprimido, triste y no entendía el origen de su desgracia. "Soy un tipo trabajador; cada semana me dejo la piel ayudando en la limpieza del estadio, en los sobrantes del césped, las cajas de los proveedores, los materiales a organizar, el encuadre de los anuncios,  las malditas rayas del terreno de juego,  haciendo el mantemiento de las cortadoras de césped, ordenando los vestuarios... Y tengo un error y me echan a la calle así, expedientado y sin indemnización, humillado y ridiculizado... No es justo!"

Una semana más tarde y ya resignado a engrosar las listas del paro de este país decidió escribir una carta a García Otero: " Sr García Otero. Ante todo querría disculparme por mi tremendo error. Soy consciente de que usted a parte de juez de línea profesional  se dedica a ser profesor de educación física así como escalador de élite y maratoniano amateur. Sé que le he jodido la vida ya que en un futuro será un profesor de educación física cojo y un escalador y maratoniano frustrado. Perdón. PERDON. No atisbo a encontrar disculpas suficientes. Me siento horriblemente mal. Nunca en mi vida le hice daño a nadie y no soporto pensar que por mi culpa alguien va a estar jodido de por vida. Imagino que va a guardarme rencor aunque me veo en la obligación de recordarle que el accidente fue totalmente fortuito (se me enganchó la zapatilla en el pedal del gas) . Tras pasar por encima de su pierna por segunda vez y observar su banderín tirado sobre el césped dándome cuenta de sus alaridos de dolor sentí que era la persona más patosa del mundo y me quise hacer desaparecer. Cuando bajé del vehículo y vi su tibia doblada por varias partes toda mi vida se me pasó por delante: las burlas de mis compañeros de clase en Santa Coloma, mis tristes empleos de juventud en Hospitalet, el esfuerzo de mis padres para comprar una mierda de casa, la seducción de mi esposa en la feria de Santa Eulalia,  nuestra primera casa alquilada en Trinitat Vella, el enchufe espectacular de mi cuñado en el Barça.... Y pensé durante unos segundos que todo se iba a la mierda. Y creí que realmente soy la persona más inepta del mundo. Y llegué a la conclusión que destrozar la pierna de un juez de línea es de lo más patético que le puede ocurrir a alguien en la vida. Espero que me perdone y no se acuerde mucho de mi madre cuando pretenda escalar alguna pared y se de cuenta que su maltrecha tibia no le permite más alegrías. Disculpándose de nuevo se despide su amigo Paco... Si puedo hacer algo más por usted estaré presto a ayudarlo en lo que sea".

García Otero no dudó en responder de manera muy rápida: " Querido Paco, a parte de ser, hoy por hoy, un lisiado en mi escuela y un maratoniano y escalador que pudo ser muy grande pero que no va a ser nadie también soy un ser humano empático que entiende su impotencia. Y si le soy sincero también soy un nuevo rico gracias a Euromillones. Por ello le emplazo a quedar en un mes en su ciudad y cederle tranquilamente una parte de mis increíbles ganancias en este juego. Estamos hablando de cederle unos  dos millones de euros. Supongo que eso le ayudará a tirar adelante su familia y a organizarse un futuro relajado. No se sienta culpable por el accidente. Usted no tuvo la culpa. Piense que, de alguna manera, de una desgracia a veces aparece una bendición. Téngalo presente. 
Un abrazo de Javier. 
PD: ¿se siente mejor?, espero que se siga sintiendo igual de bien cuando sepa que en mi vida compré un boleto de euromillones… "