martes, 3 de noviembre de 2020

MARADONA 60

 



Hoy Diego Armando cumple sesenta años y cuatro días. Los que fuimos niños a principios de los 80 casi no nos lo podemos creer. Crecimos con sus fintas y con sus desmanes, nos emocionamos con sus regates a San José en el Madrid-Barça, nos cabreamos con el estruendo en todo el estadio de su tibia quebrada por Goiko  o flipamos con su gol del siglo frente a los "malnacidos" ingleses para los argentinos del 86, golazo que grité desesperado en directo con mis 14 años recién cumplidos.... 

Diego no deja de ser una referencia para todo el personal de mi edad. No puedo imaginar cómo debe ser en Argentina. Un tipo crecido en Villa Florito, ese lugar marginal destinado a crear personas de tercera, parias de esa nueva sociedad argentina surgida de una de las dictaduras más brutales y asesinas, que de repente irrumpe en la esfera mundial como un mago del balón. Ese muchacho nacido en uno de los lugares más olvidados y guarros se erige en héroe nacional y en verdadero dios tras el mundial de México, encumbrado por todos, también por la prensa filofascista de la que él se separa en múltiples ocasiones pero de la que le resultará siempre difícil escapar. 

Un hombre sin mayor formación que la que se ha dado a sí mismo, que no ha escondido sus debilidades, que ha llorado frente a las cámaras y que se ha cuestionado a sí mismo en múltiples ocasiones. Alguien que hizo feliz a millones de compatriotas hundidos en la resaca de la dictadura y que vieron en él el resurgir del pueblo humilde ante la barbarie durante una década. Alguien que fue débil en Barcelona y Nápoles dilapidando parte de su vida en drogas y compañías abyectas que le sumieron en el descontrol y el caos pero que jamás perdió el cariño de millones de personas en todo el mundo. No existe deportista en la historia más amado que Maradona. Hasta en la India existen capillas de la iglesia maradoniana! 

No tengo respuestas a ese amor mundial incondicional hacia el mayor 10 de la historia pero atisbo que su condición humilde, su amor imperecedero hacia sus orígenes, su genuinidad frente a todos los marrones que ha enfrentado, su admiración por las ideas progresistas, su incoherencia (ejemplo apabullante de la condición humana), sus desmanes reconocidos, su libertad, su reconocimiento de no saber gestionar la riqueza y fama, su capacidad de resurgir, su humor y emotividad facilitaron que hoy día sea tratado como un mito para siempre. 

No fue la buena persona que los medios nos erigieron de Pelé, ni el genio concienzudo y líder de Cruyff, tampoco tuvo la lucha constante y fortaleza de DiSteffano, ni la geometría estratega de Beckenbauer, ni siquiera fue cómo el olvidado y evocado luchador antirracista dueño de la "ginga" Friedenreich, ni destapó la genial humildad perfecta de Messi o la magia imperecedera y "coja" de Garrincha. Nada de eso. Fue y es Diego Armando. Libre. Suelto. Capaz de las mayores demostraciones de todo y las peores de nada. Capaz de filmar un anuncio en Barcelona contra la droga mientras se introducía en ella. Capaz de ser un ingenuo amigo de la Camorra napolitana que lo compraba con suculentas comidas, bandejas de coca y mujeres de lunes a viernes. Capaz de pactar con el Nápoles esa estrecha relación dónde podía hacer vida libertina desatada a cambio de goles de domingo...  incapaz, por amor a sus colores blanco-celestes de fallar ese penalti en el mundial que despidió a los italianos y que fue el inicio de su decadencia impulsada por la rabia vengativa de la prensa italiana por haberlos expulsado de su mundial... Un tipo que ha sido portada en miles de medios hablando "puesto", farfullando, conduciendo borracho, entrenando sin ver o en los palcos suntuosos comportándose como un hooligan... pero así es él, una persona normal, con sus mierdas aflorando, sus desvaríos mostrados y sus debilidades al descubierto. Y aún así Diego es Diego... un tipo nacido en la mierda, bañado en oro, encumbrado y injuriado a partes iguales, docto y pobre en mucho pero persona, humano, débil, engañado, mísero pero millonario, joven y viejo a la vez, comprometido con la pobreza pero incoherente, ensalzado y denostado, útil para el poder (español, italiano o argentino), odiado, amado, utilizado... Diego es Diego y me cae bien. Me caerá siempre bien. No deja de ser ese chico de un barrio abandonado utilizado por muchos y que se resistió y resiste a dejar de ser quien era y quien es. ¿Y qué si es o fue adicto a la coca?, ¿Y qué si no fue un padre ejemplar?, ¿Y qué si no ha sido el ejemplo deportivo de la Argentina moderna?... ¿Y qué?... es un tipo normal, con una vida modelada por externos pero que siempre vuelve a casa... sólo le deseo una larga vida y que pueda reencontrarse con quién es realmente... ese chiquillo de Villa Florita que soñaba con enfundarse algún día la camiseta de Boca... esa que "me regaló alguna vez".